Aquí estamos, felices por la posibilidad de estar conociendo cada vez más sobre este proceso de cambio, y más aún por haber empezado a participar en algunos espacios de manera activa y sostenida en el tiempo. La amabilidad y la hospitalidad son dos rasgos que, salvo muy contadas excepciones, caracterizan al pueblo boliviano. Nos seguimos sorprendiendo ante la velocidad con la que nos tienden lazos de fraternidad, a los que, por supuesto, respondemos de igual modo.
La presentación del libro “Neoliberalismo mediático: Medios de comunicación privados y condición colonial”, de Edgar Ramos, se hizo en el Wayna Tambo[1]. El texto es resultado de una investigación exhaustiva sobre los recorridos políticos y económicos de los dueños de los medios de comunicación concentrados, sus actividades y sus intereses. A la vez que testimonio y denuncia, sirvió para dar pie a un rico debate sobre el rol de los medios, la imposición de discursos y prácticas y la disputa por la hegemonía en la construcción de relatos. Mientras esperábamos que empezara la presentación (en Bolivia, hasta la puntualidad llega tarde) conversamos con Mario, uno de los referentes del espacio. Él se presenta como educador popular, y nos cuenta que pasa buena parte de su tiempo viajando por Bolivia, Brasil y Nicaragua, conviviendo con experiencias de educación popular y acompañándolxs en sus procesos. Actualmente coordina una serie de talleres sobre “Deconstrucción de instituidos” (¡pavada de curso!) para funcionarios de distintas instancias estatales. Sin duda, el Wayna es un lugar que se las trae.
Menú típico |
Días más tarde, participamos de unas jornadas convocadas por el Sistema Plurinacional de Comunicación y
El Museo Nacional de Artes está pasando por un momento excelente. Quienes lo dirigen han decidido revitalizar su estructura y todos los meses llegan muestras transitorias que se suman a la extensa exposición permanente. Esta última tiene doce salas, que recorren desde el período pre-colonial hasta la actualidad. Los pintores que más llamaron nuestra atención fueron aquellos que a principios del siglo XX comenzaron a reivindicar, desde el arte, la presencia de lo indígena como matriz constitutiva de la identidad nacional. Curioso fue constatar, en los retratos de los próceres de la independencia de Bolivia y América, la unidad de estilo que se utilizó para representarlos: Sucre salió igualito a San Martín. También había lugar para un joven fotógrafo ecuatoriano que capturó escenas de la vida cotidiana en Guayaquil y su periferia.
¿Se acuerdan de nuestro compañero politólogo aymara de la maestría? Se nos ocurrió acercarnos a preguntarle si participaba en algún espacio. El compañero resultó haber sido embajador en Costa Rica y actualmente forma parte de la Universidad Indígena Tawantinsuyo, en el Alto. Lejos de reírse de nuestra pregunta, nos invitó a que contemos sobre algunas experiencias de lucha y resistencia en Argentina. Iremos en las próximas semanas.
Y como un encuentro lleva al otro, visitamos a Lucila Choque. Ella trabaja en el Vice-Ministerio de Autonomías Indígenas y también es docente de la Universidad Pública del Alto (UPEA). Cuando llegamos estaba con Pilacia, de la comunidad de Jesús de Machaca, territorio con una larga historia de resistencia y parte de los municipios actualmente en conversión hacia formas de autonomía indígena. Lucila tiene una personalidad dulce y firme. Desde su lugar en el Ministerio milita con solidez por las autonomías. Para ella aun estamos en un proceso constituyente, en un momento de transición con las necesarias dificultades y contradicciones internas. Sin dudarlo, afirma que la cuestión de las autonomías indígenas es central para la constitución del Estado Plurinacional, aunque no aparezca como un tema prioritario en la agenda estatal. En este sentido, marca la diferencia entre la inclusión, concepto liberal y estratégico durante el neoliberalismo, y el reconocimiento.
Con Pilacia están trabajando sobre la convocatoria al II Encuentro Nacional de Mujeres Lideres Indígenas, con el objetivo de impulsar las autonomías. En algunos de estos territorios la autonomía se ejerce de hecho y las instituciones originarias tienen vigencia. Existen tradiciones orales sobre las formas organizativas comunitarias; sin embargo, en un necesario y difícil proceso, deben escribirse y ajustarse los estatutos autonómicos a la reglamentación estatal vigente (la reciente Ley de Descentralización y Autonomías). Para dotar de legalidad a lo legítimo, deben conjugarse entonces las históricas instituciones y formas indígenas con las regulaciones del Estado Plurinacional. Frente a la pregunta de cómo se conjugan efectivamente en los territorios las dimensiones educativas y de salud, Lucila sostiene que es deseable un sincretismo que no niegue la modernidad. Pilacia, de modo más vivencial, se queja: “los hospitales son helados; nos sacan la ropa y nos bañan con agua fría”. Media hora después de conocernos, nos invitan a Sucre para que asistamos al Encuentro. Por supuesto, allí estuvimos, pero eso quedará para otra entrega.
Dj, póngase otro tema |
La transición entre un estado mononacional (y monocultural) y un estado plurinacional no es para nada sencilla. Bolivia tiene en este momento la oportunidad histórica de mostrar al mundo que es posible combinar otras lógicas que nos permitan empezar a recorrer caminos emancipatorios.
Hasta la próxima…
Genial cuarta entrega....loco estan de aca para alla, no dejen de quitarle jugo a la cosa!
ResponderEliminarDj altiplano... number one.
saludos Ju!.
Ariel
Felicitaciones!!!!! Gracias por compartir esta experiencia tan interesante!!!!
ResponderEliminarBesos
Ine
Que bueno, que entretenido , cuantas cosas interesantes! Esperamos la V !
ResponderEliminarPara mi un menu tipico con falso conejo..jaja!! Besos y cariños. Marcela